Stendhal en Ernestina o el nacimiento del amor nos recuerda que el amor se centra en el deseo y en la no realización del deseo. Necesita cercanía y distancia. El objeto deseado debe estar envuelto en misterio y lejanía, intimidad y retiro, algo reservado y abierto a la vez. Juegos de aproximación y distancia. Es esencial separar el bien del placer: vivir con toda su extensión el primero y asumir la naturaleza del segundo.
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